miércoles, 1 de febrero de 2012

DE CEMENTERIOS Y ESPERPENTOS.



   Siento comenzar el blog con algo trágico, pero como ha sido lo más reciente que me ha pasado pues comenzaré con esto...

   El reciente sábado falleció la prima de mi novia después de una dura lucha de 4 años con el Cancer. Normalmente no voy al entierro en sí mismo, sino al funeral. (Tuve una mala experiencia que viene a colación del tema)  Pero mi novia me pidió que fuéramos hasta al cementerio para acompañar a la familia de la difunta hasta el final. La mala experiencia que me aconteció hace años volvió a ocurrir.
  No se como funciona el sepelio por el norte del país, pero aquí en el sur, normalmente los cementerios son una especie de panales numerados donde se ubican los nichos mortuorios de los difuntos. Hasta ahí, todo correcto, hay que optimizar el espacio. Imaginad pues, la situación: La familia, los más allegados, y demás, allí en una callejuela del cementerio. Esperando a dar el último adiós al ser querido entre los cipreses del camposanto en  una triste tarde de Domingo. Como digo, todo normal, pero a partir de aquí comienza el esperpento:
Sistema de "Panales"
  Para poder colocar el féretro dentro del Nicho se usa un montacargas carretilla, conocido más popularmente como "torito", en el que se ubican dos operarios vestidos de mono azul. El proceso mediante el cual se introduce el ataúd es lento; lo elevan, lo meten dentro del hueco reservado para la última morada de la finada.y se cierra. Pero "ahí" está el quid de la cuestión: en el cierre o sellado de la tumba..El tema de los operarios con mono y el torito es hasta cierto punto soportable... pero lo que es inconcebible son los 5 minutos que emplean en hacer una capa de yeso (espuerta y espátula en mano) como si de "manos a la obra" se tratase, para poder cerrar el nicho. Durante esos HORRIBLES 5 minutos, la madre de la difunta se desmayó y se produjo una situación esperpéntica con la familia buscando una silla de ruedas y los murmullos de alrededor. Esto mismo me ocurrió hace muchos años en el entierro de la novia de un primo mio, que falleció muy joven de una especie de "muerte súbita" En aquella ocasión fue peor, porque el nicho, en lugar de estar arriba estaba abajo del todo. Esto a priori ahorraba la carretilla montacargas, pero el operario esta vez era un señor que iba con un pantalón vaquero lleno de cal, obeso (no entro en descalificaciones por el físico, sino en el aspecto y la sensación que daba la situación) que cuando se agacho a preparar el yeso, no tuvo otra cosa que hacer que mostrar su generoso surco intergluteo al respetable allí presente. Que no tenían suficiente con lo duro de la pérdida, sino que además tenían que soportar aquel espectaculo lamentable e innecesario de verle la "hucha" al operario.
"Manos a la Obra"

  ¿ No sería mucho más facil un sistema por el cual mediante una tapadera a medida se cerrara durante unos instantes el nicho? De esta manera el entierro se ahorraría estos momentos surrealistas en los que parece que estamos en la obra de la esquina. (Bueno, en alguna obra, porque ahora con la crisis no hay apenas obras). Una vez la familia se hubiera marchado, se procedería a enyesar y tapar el nicho con yeso hasta el momento de colocar la lapida (meses después). Es que el momento "escayolista" me resulta esperpentico. En fin, así termina mi bautismo en el mundo del blog, paradójicamente con un entierro.

      Prometo que mi próxima entrada será con un talante más festivo y/o humorístico.











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